Escribo muy poco últimamente.
Es este estado de letanía el que me tiene aquí y cada intento por salir me da miedo, debo haberme acostumbrado a esta tensa calma, a esta aburrida y agobiante vida sin vida.
Tantos rostros, tantas sonrisas, tantas miradas y ninguna llena este espacio de insatisfacción que se apodera de mi cabeza, de mi corazón y de mi estómago... esa sensación de mariposas revoloteando que no la provoca el amor o el desamor, sino un constante deseo de desaparecer - o desaparecer a todos a mi alrededor-.
¿Y si esto terminara pronto?
La gramática de
este lugar parece mareada y loca. En esta eterna víspera de sol
y despedida, las palabras familia y echar de menos adquieren nuevos significados.
Si alguien pregunta, hemos ganado. porque esto solo es posible sentirlo aquí, ahora, en esta absurda situación de tristeza alegre. Andamos buscando desesperados un lugar en el que
congelar nuestros buenos recuerdos e imaginamos ruedas nuevas para seguir quemando carreteras
en busca de eso que ni siquiera se que es, pero que ansío con desesperación.
Y si dejaras de mentir?.
Si confesarás que va mal. Que todo va mal.
Ellos no entenderán porque nunca
supieron ver. Siempre habrán cosas fuera de su alcance. Fuera de sí.
Fuera de todo y quizá, demasiado profundo para que lo vean.
Un laberinto demasiado
enredado para encontrar la salida. Y aún así, ellos sonreirán atrapados.
Y a tí, a tí otra vez solo te tocará llorar.