viernes, 12 de marzo de 2021

El Economista Incómodo

 

 Una tarde mientras hurgaba en los viejos diarios de papá, vi un artículo sobre un tal Albert Hirschmann. Decían que era uno de los hombres más importantes en el mundo de la economía y que su educación la recibió en las universidades más prestigiosas de Europa y Estados Unidos. Su figura apacible, su vestir informal y su mirada perdida me impactaron de inmediato. Algo en su expresión me mantuvo concentrado y observándolo por varios minutos. Hacían referencia a sus extravagantes teorías sobre el impulso de proyectos de desarrollo en comunidades pobres de Latinoamérica y lo llamaban el “Economista Incómodo”.

Desde aquel día me obsesionó su vida, quería saberlo todo. Por semanas revisé cuanto artículo de economía figuraba en los diarios, me pasé noches armando historias imaginarias sobre él y finalmente una mañana, caminé durante dos horas para llegar a la biblioteca del pueblo más cercano y busqué libros o algún indicio que me permitieran entender lo que pasaba por su mente. Por alguna razón, sentía que escondía algo y yo necesitaba saberlo.

 En los obscuros estantes de la biblioteca, en la sección D, fila 3, encontré un libro llamado La Odisea de Hirschman. Mientras pasaba las hojas con cierta angustia, noté palabras que me dejaron aún más inquieto; “nazi”,” refugiado” “fuga”. Salí corriendo con el libro bajo el brazo, el calor del verano era insoportable y casi estaba bañado en sudor.  A lo lejos vi la silueta de un hombre. Cuanto más me acercaba, la imagen se desvanecía y pronto desapareció entre los árboles.  Fue quizá el espíritu de Hirschman deambulando por el campo o la insoportable sensación de asfixia que me tenía aturdido. Respiré profundo, me persigné y seguí corriendo. 

Ya en mi habitación, con la luz apagada y el azul resplandor de la linterna iluminando el libro, revisé hoja por hoja, tomé notas en los márgenes y conforme avanzaba, mi teoría tuvo sentido. Hirschman era diferente, fue un alemán antinazi que tuvo que pasar a la clandestinidad y fugar a Francia porque su vida corría peligro. Se unió como voluntario al ejército español y al francés. Luego, al ser descubierto por los alemanes, huyó con una identidad falsa y por mucho tiempo organizó el escape de centenares de refugiados hacia los Estados Unidos. Su espíritu rebelde nunca se dejó avasallar. Él decía que había abandonado la idea de perseguir una ‘carrera académica famosa” y que sus inquietudes eran otras. Estaba cautivado con la vida de este hombre. Cada nuevo episodio me aclaraba el porqué de su mirada. 

Conocer su vida terminó por convencerme que tienen razón quienes dicen que la forma de ver el mundo depende de quiénes somos en realidad. Tiene mucho sentido ¿Cuántos conceptos que son aparentemente universales como la libertad, la solidaridad, la justicia o incluso el éxito, pueden significar algo tan diferente para cada persona? para Hirschman por ejemplo, tener éxito en la vida significó no abandonar sus ideales y sentirse incómodo cada vez que corría el riesgo de perderlos.

Aquella noche entre sueños, vi la figura de un hombre acercarse a mi mesa noche, tomar el libro y desaparecer. Juro que esta vez sí lo vi, era su espíritu merodeando en mi habitación.

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