miércoles, 14 de septiembre de 2011

Lo mejor de no tener novio

A propósito de leer  a Renato Cisneros y su último post sobre las grandes ventajas de no tener novia, es justo  y necesario añadir cuáles son las muchas ventajas que también tenemos nosotras al no tener novio.

El no tener novio te permite ser todo lo impuntual que quieras ser, sin tener que maquinar excusas por llegar tarde a una cita -Que si había tráfico, que si  el carro se malogró, que si una turba de manifestantes bloqueó la carretera-.  En la cómoda situación de estar sin novio, no hay porque explicar que andabas probándote cuanto vestido bonito había en el closet, porque no decidías si te iba bien los rulos o el cabello lizo, porque  cinco minutos antes de salir empezó tu serie favorita y debías ver por lo menos el inicio o porque simplemente te dio la reverenda gana de llamar a tu mejor amiga para  que te contara las novedades del día.

Cuando uno está sin novio (como yo), puede hacer y deshacer su vida sin complicaciones, ¿quieres  pasar la tarde de shoping?, ¿quieres ir  a la peluquería y pasar horas allí?, ¿quieres escuchar música recontra cursi?, ¿quieres el control remoto para tí?, ¿quieres hacer zapping todo el tiempo y detenerte cuando quieras en TV y Novelas?, ¿quieres comer  demasiado o no comer absolutamente nada? ¿quieres cantar, gritar, callar? o simplemente quieres ponerte la pijama más holgada que tengas, tus medias de lana favorita  y zambullirte en tu camita a ver alguna película de "chicas" y llorar, sí llorar, cuantas veces quieras, en el momento que quieras.

Así que ¡Hazlo nomás!, sin culpas ni remordimientos. Hazlo porque no tendrás  a alguien llamando quinientas mil veces para recordarte que está esperando hace media hora en la puerta de tu casa. Hazlo que  no verás esa mirada de Kill Bill nunca más.

 Recuerda que cuando estás sin novio puedes salir  las veces que quieras con tus amigas (incluso las de la lista negra), ponerte ese polo escotado  que tanto te gusta y claro, puedes mirar a todos los chicos lindos que desees.

Así que ¡hagámoslo!, hasta que el corazón empiece a quejarse, hasta que se sienta  insatisfecho, hasta que no nos llene más, hasta añorar la asfixia, hasta cansarnos y como buen ser humano empezar  la búsqueda de un nuevo amor. 

El monólogo de La Agrado.  ¡Ojalá y pudiéramos sentirnos auténticas también¡.



No hay comentarios:

Publicar un comentario